Vacaciones alegres con niños autistas

Publicado en  
5 de junio de 2024
 
Dra. Andrea Davis

Alegría navideña, tristeza navideña, estrés navideño: ¡las tres cosas pueden formar parte de la "época más maravillosa del año"! Para muchos, las fiestas navideñas traen consigo un sentimiento de nostalgia y buenos recuerdos de nuestra propia infancia, por lo que es natural querer recrear estos momentos alegres a medida que nos hacemos mayores. Cuando fomentamos estas tradiciones familiares y rituales culturales, nos ayudamos a mantener los pies en la tierra durante el ajetreo de las fiestas.

Para otros, sin embargo, las fiestas no son tan fáciles de sobrellevar e incluso pueden contribuir a la depresión navideña. Cuando nuestros cuerpos se ven sometidos a una tensión prolongada, pueden agotar nuestros sistemas de respuesta hormonal al estrés y provocar un estado de ánimo bajo, llamado disforia, o incluso desencadenar un ataque de depresión. Además, el dolor puede resurgir durante las fiestas, cuando las reuniones y los asientos o cubiertos vacíos nos recuerdan a los seres queridos que ya no están con nosotros. Todas estas emociones se amplifican cuando caemos en la trampa de comparar nuestra realidad actual con las expectativas culturales o personales de cómo "deberían" ser las fiestas.

Dado que del 31 de octubre al 31 de diciembre es la época maravillosamente MÁS OCUPADA del año, también es la principal razón por la que nuestra cultura experimenta un repunte del estrés. Desde las exigencias de horarios que se imponen a los padres hasta el trato con familiares rivales, la sobrecarga de las fiestas puede pasar factura a nuestra salud mental.

Para los niños autistas, la imprevisibilidad de los horarios unida a las pequeñas -pero significativas- decepciones por expectativas no cumplidas puede resultar especialmente desreguladora. A continuación te ofrecemos seis ideas prácticas que puedes probar para ver si ayudan a tu hijo y a tu familia a manejar mejor todos los factores estresantes.

 

Consejos para reducir el estrés navideño y sentar las bases de unas felices fiestas con nuestras familias:

 

1. Priorice la conexión. Los momentos más significativos serán los momentos de vinculación emocional con los seres queridos. Establezca ya la tradición familiar de programar en su calendario 20 minutos diarios de "tiempo especial" individual con cada niño o adolescente. Invite a sus familiares a hacer lo mismo. Tiempo especial significa jugar a lo que el niño quiere jugar, permitirse hacer el tonto y sintonizar con lo que siente su hijo. Cread recuerdos juntos: serán el mejor regalo de estas fiestas.

 

2. Simplifique la agenda. Reduzca a la mitad las actividades y visitas navideñas que cree que podrá incluir. Establezca límites firmes en torno a la prioridad número 1 del tiempo en familia para dejar espacio al descanso, la diversión, la espontaneidad y la magia.

 

3. Coloca el horario. Incluso antes de leer o comprender un calendario, la mayoría de los niños se sienten más tranquilos en la escuela Y en casa con sólo saber que hay un plan sencillo que pueden escanear en un lugar conocido. El mero hecho de saber dónde buscar lo que está por venir ayuda mucho. Haz que tus hijos ayuden a decorar o ilustrar el calendario para que se sientan partícipes del proceso de programación. Sé selectivo con los materiales de decoración: pegatinas, pegamento brillante o plumas pueden funcionar mejor que un rotulador negro.

 

4. Planifique las necesidades sensoriales y motrices de su hijo. Si estas vacaciones tiene que visitar a amigos y familiares, lleve a casa las actividades sensoriales favoritas o nuevas de su hijo que estimulen (estimulen) o calmen (regulen) sus sentidos. Dedique tiempo extra a oportunidades significativas y regulares de trepar, estirarse, correr, empujar, colgarse, rodar, girar... e intente que la mayor parte de estas actividades las hagan juntos (véase el consejo nº 1). De la misma manera que preparas un tentempié y una bebida para salir de excursión, llevar artículos de motricidad sensorial y planificar las necesidades sensoriales y motoras de tu hijo contribuirán a que las vacaciones sean mucho más tranquilas y satisfactorias.

 

5. Reduzca las expectativas de su hijo y las suyas propias. Muchos niños autistas son sensibles a los estímulos adicionales que se experimentan durante las fiestas: mayor excitación emocional, ruidos fuertes, mayor estimulación visual, etc. Esto significa que sus capacidades de desarrollo emocional pueden verse amenazadas y que pueden producirse más crisis nerviosas. Para evitar que la impaciencia o la irritabilidad se apoderen de ti, planifica las demandas de tiempo que se producirán durante las fiestas. Deje espacio en su corazón y en su agenda familiar para las interrupciones, tiempo extra para consolar o calmar, y tiempo para que usted recupere su estado zen (o sólo su estado mínimamente funcional).

 

6. Comparte la diversión secreta de dar. No "lo hagas todo" por tu familia. No importa lo pequeños que sean sus hijos en años o en capacidades de desarrollo, planifique ahora su participación en la elaboración de regalos sencillos, la decoración navideña y el DAR a los demás. Los más pequeños pueden ayudar a espolvorear las galletas, envolverlas y llevarlas a una persona importante. Los niños más mayores y los adolescentes pueden utilizar tu ayuda para planificar los pasos de compra/artesanía para hacer un regalo sorpresa para alguien a quien quieren.

 

Basándonos en la escala de desarrollo socioemocional de Stanley Greenspan, sabemos que estos "gestos de dar" pueden allanar el camino hacia el nivel más alto: el altruismo y la preocupación por el mundo que nos rodea. Con esta planificación adicional para reforzar la capacidad de dar de nuestros hijos, todos podemos compartir la alegría de las fiestas de pensar en los demás y hacer felices a los demás.

-- Andrea Davis, doctora en psicología, licenciada y vicepresidenta senior de operaciones clínicas en PositiveDevelopment. Coautora de Floortime Strategies for Promoting Growth in Childrenand Teens: A User's Guide to the DIR Model

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